2 Avance sobre Madrid desde el Sur: 5. Sobre Madrid

Centro Geográfico del EA. Vuelo USA 1946

Obra derivada de Mapas Generales IGN

Aunque todavía hay quien no se lo haya tomado en serio ya han pasado dos meses de guerra civil.

El bando nacional sin una jefatura definida mantiene los planes iniciales de Mola, objetivo conquistar Madrid.

De momento Franco en su avance rápido desde el sur ha logrado liberar el Alcázar y prepara su ejército expedicionario para su último salto sobre Madrid. Sus preocupaciones principales son

  • la generación de fuerzas, las que dispone son muy escasas;
  • la inferioridad aérea manifiesta que le impide marchar con rapidez y maniobrar con eficacia, al mismo tiempo que le supone un número insostenible de bajas;
  • el estiramiento de su línea de comunicaciones, con flancos escasamente protegidos,
  • la complejidad  logística
  • el establecimiento de un Mando Único y por supuesto no sólo militar sino también político; y este punto fundamental se conseguirá el primero de octubre.

En la parte del Gobierno, la desaparición de hecho del ejército regular y la proliferación de milicias desorganizadas, mal encuadradas y sin preparación militar, está dando los resultados previsibles en los campos de batalla. El avance desde el Sur ha sido imparable y las fuerzas enemigas se encuentran a un paso de Madrid sin que se disponga de una fuerza en condiciones de hacerle frente. La actividad para dar solución a este problema es frenética por parte de los altos mandos militares, y hasta este momento, con muy poca colaboración por parte del poder político.

Con el enemigo en Toledo la propaganda y las grandes manifestaciones de masas ya sirven de poco y hasta los más antimilitaristas, como el nuevo Presidente del Consejo de Ministros, Sr. Largo Caballero, y los propios anarquistas, han llegado al convencimiento de que necesitan un nuevo ejército para hacer frente a la sublevación.

No es tarea fácil, todo hay que hacerlo nuevo.

Se comienza la organización de batallones, se aprueba la creación de las brigadas mixtas, nacionales e internacionales, comienza a llegar armamento y material, al principio deficiente pero pronto se hará notar la llegada de masas importantes de todo tipo de material moderno de procedencia soviética; también llegan técnicos rusos.

Pero hasta que toda esta gigantesca tarea comience a dar frutos, hay que combatir con lo que se tiene, en general y con pocas excepciones, masas de milicianos, con mucho espíritu pero poca preparación, que se desbandan ante la menor presión.

Hay que transformar a estos hombres en soldados, cuesta pero se va consiguiendo.

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La euforia primera de republicanos y revolucionarios ha desaparecido. Se ha ganado, Madrid, Barcelona, Valencia y otras capitales de provincia. Se ha detenido a las fuerzas de Mola en Somosierra, en el Alto del León y en Sigüenza. Pero el enemigo que amenazaba desde Andalucía ha cambiado su eje de progresión y avanza por Toledo. La llegada al poder de Francisco Largo Caballero, el 4 de septiembre, tendrá fuertes repercusiones políticas y militares.

Jefe supremo del golpe de Estado fallido de 1934, radical en la primavera de 1936, antimilitarista a ultranza, partidario de las guerrillas y milicias como única fuerza armada, la dura realidad de las derrotas de agosto le llevará a rectificar su propia línea hasta el punto de comprender que por encima de todo se necesita un auténtico Ejército, con su jerarquía, disciplina y técnica. Todo sobre bases ideológicas distintas a las del Ejército republicano anterior.

La dura realidad de la guerra se reflejará también en los organismos políticos y sindicales, con sus milicias generalmente caóticas e insubordinadas. Hasta los propios líderes anarquistas acabarán comprendiendo la necesidad de la militarización.

El 2 de agosto, el general Castelló, entonces ministro de la Guerra, había tratado de organizar de manera encubierta las informes milicias en unos «batallones de voluntarios», con mandos profesionales. El proyecto que fue rotundamente rechazado por los partidos y sindicales.

El 17 de agosto, el nuevo ministro de la Guerra, teniente coronel Hernández Saravia, propone la creación del llamado «Ejército voluntario», formado a base de reservistas, que conocen ya lo que era el servicio militar, bajo mandos profesionales y con centros adecuados de recluta e instrucción, y esta vez encuentra una acogida más favorable. Al frente de este «Ejército voluntario» queda el general don Francisco Martínez Monje, jefe de la 3ª División Orgánica(Valencia), el 18 de julio. Los centros de reclutamiento se establecen en Castellón, Cuenca, Murcia y Jaén.

Cuando Largo Caballero se hace cargo del Ministerio de la Guerra, se encuentra con cuatro de esos batallones ya formados y ocho en organización. La breve experiencia de la realidad en el campo de batalla ha sido demasiado fuerte para ignorarla.

Hernández Saravia crea un nuevo Estado Mayor, el existente el 19 de julio fue prácticamente deshecho, poniendo al frente del mismo al teniente coronel don Federico de la Iglesia. Hernández Saravia y el subsecretario, comandante don Leopoldo Menéndez, son los impulsores y ejecutores de la reorganización militar.

Largo Caballero sustituye a De la Iglesia por el comandante don Manuel Estrada y a Menéndez por el teniente coronel don Rodrigo Gil Ruiz . El teniente coronel Gil Ruiz se encontraba al frente de uno de los parques de Artillería de Madrid el 19 de julio y fue el verdadero artífice de la entrega masiva de armas a los milicianos.

El comandante Estrada se hallaba disponible el 19 de julio. En el Estado Mayor figuran los comandantes don Ramón Ruiz Fornells, don José Fontán, don Segismundo Casado, don Vicente Rojo y don Antonio Cordón, y el capitán don Enrique García Viñals, todos del cuerpo o servicio de Estado.

El 11 de septiembre el comandante Estrada firma la primera orden destinada a transformar las caóticas Fuerzas de todo color en un pretendido Ejército eficiente, disciplinado y obediente al Poder político. Se crean los Teatros de Operaciones. El del Centro, dividido en los sectores de

  • Guadalajara,
  • Somosierra,
  • Guadarrama,
  • Toledo y
  • Extremadura-Cáceres.

En los teatros, sectores y columnas que reúnan más de 4.000 hombres, el mando lo ejercerá un jefe militar, auxiliado por un Estado Mayor, que dirigirá las operaciones, estimulando a todos los subordinados para que extremen la disciplina, lo mismo en las unidades regulares que en las milicias. Se trata de retirar la autoridad a los jefes populares improvisados, medida que tardará en ser realmente acatada.

En el teatro de Operaciones del Centro el general Asensio, recién ascendido, sustituirá al general Riquelme.

El 13 de septiembre, el general don Sebastián Pozas sustituirá en el mando de la 1ª División Orgánica (Madrid) al general Castelló.

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Los últimos días de septiembre y los del mes de octubre son decisivos para la futura disputa de Madrid. Las medidas que se van tomando propiciarán que las fuerzas nacionales, que avanzan sobre la capital, encuentren cada vez mayores dificultades hasta quedar detenidas definitivamente en noviembre.

El 28 de septiembre Largo Caballero dispone el pase a las escalas activas del Ejército de los jefes, oficiales y clases de milicias que, debidamente controlados, sean acreedores de ello.

29SEP. Decreto sobre «la formación del futuro Ejército del pueblo». Por él se concede a las milicias «los derechos y los deberes que corresponden a las fuerzas militares». A partir de 10 de octubre en el Ejército del Centro y del 20 en los demás Ejércitos, tendrán «carácter, condición y fuero militar» , sus componentes quedarán sometidos al Código de Justicia Militar. Los milicianos que no estuviesen conformes con este cambio serán dados de baja, así como sus jefes, perdiendo sus haberes y pasando a ser considerados como soldados en filas. Con estas disposiciones comienza la desaparición de las unidades irregulares, aunque aún habrá que vencer fuertes resistencias.

15OCT. Circular en la que se declara que

«el Ministro de la Guerra asume el Mando de todas las fuerzas armadas y organizadas como Jefe Supremo de las mismas». El y su Estado Mayor darán órdenes, redactarán los planes de campaña y dictarán las instrucciones diversas. «En tanto los grupos armados que combaten en los distintos frentes queden unificados y organizados como Ejército Regular, la Inspección General de las Milicias dependerá directamente del Ejército de Operaciones del Centro.»

El futuro «Ejército del pueblo» está en marcha.

  • Este nuevo Ejército no debe parecerse al antiguo.
  • Tiene que ser el brazo armado de la revolución.
  • Nada en su organización debe recordar el pasado.
  • Su base y su estilo deben encontrarse en las milicias.
  • De lo viejo sólo se conservará la técnica, «pero únicamente si iba unida, en adhesión fervorosa, a la causa política»).

De la inculcación de ese «nuevo espíritu» se encargará el Comisariado político, institución antigua y miliciana pero ahora oficial según disposiciones del 15 y 16 de octubre.

Propaganda intensa, nuevas insignias, nuevas consignas y nuevos saludos serían igualmente armas psicológicas para moldear la moral de la nueva Fuerza Armada, que encontrará en Madrid, centro de ensayo y experimentación, campo de instrucción y maniobras y bautismo de fuego y sangre.

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Largo Caballero se ha encontrado con el cuadro de batallones, compañías y milicias sueltas, desorganizadas y sin disciplina. No sirven para combatir contra un ejército organizado y disciplinado. Se necesitan con urgencia otras unidades, instruidas según el nuevo espíritu, con cuadros de mando y armas suficientes.

El 29 de septiembre se recluta a 8.000 carabineros.

El 30, se llama a los reemplazos de 1932 y 1933, y el 7 de octubre a los de 1934 y 1935. Estos llamamientos proporcionan personal suficiente como para constituir nuevos batallones de Infantería en los Regimientos y para otras Unidades de otras de las Armas y Servicios.

En los primeros días de octubre se dispone la creación de ocho Brigadas Mixtas, seis españolas y dos internacionales.

Para formar las Brigadas Mixtas españolas se constituye en Albacete una División de instrucción, al mando del general don Francisco Martínez Monje, jefe de Estado Mayor el comandante don Segismundo Casado. Martínez Monje era, además, el jefe del “Ejército de Voluntarios” como se ha visto. Con relación a las Brigadas Internacionales se constituye una organización semejante, también en Albacete.

Para la constitución de las Brigadas españolas se aprovechan los batallones de Milicias más selectos, de los del Ejército voluntario, algunos del antiguo Ejército republicano, otros formados a base de los llamamientos de los reemplazos instruidos en los Regimientos y de varios de carabineros. Los mandos serán profesionales y también civiles seleccionados entre los más acreditados al frente de las milicias.

El armamento llegado hasta ahora desde países amigos, de forma un tanto irregular, será sustituido por los envíos importantes y periódicos de la U.R.S.S. En los días posteriores a la pérdida de Toledo ya se encontraban en la provincia de Murcia carros de combate y aviones, llegados en la segunda quincena de septiembre. En octubre se intensificarán las remesas de estas armas y también de piezas de artillería, ametralladoras, morteros, fusilería y cartuchería en grandes cantidades.

También llega personal técnico extranjero suficiente y capaz para el empleo del material directamente en combate y también para el adiestramiento del personal en su uso y mantenimiento. Estos asesores también llegan con cometidos de asesoramiento, e incluso dirección, hasta los más altos niveles de mando.

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El 27 de septiembre, el Gobierno aprueba un Decreto, que no se lleva a la Gaceta hasta el 5 de octubre, por el que se crea la Junta de Defensa de Madrid. El Gobierno asume dos supuestos:

  • primero, que el enemigo continuará su avance imparable, hasta llegar a las proximidades de la capital;
  • segundo, que la capital será defendida, quedando a cargo de una Junta.

Esto supone la futura salida de Madrid del Gobierno, de las Cortes, de la Presidencia de la República y del aparato administrativo, al menos a nivel de Ministerios.

La Junta publicará pronto un Manifiesto, donde se declara que el Gobierno se ha visto en la necesidad de crear un organismo para

«intensificar cuanto se refiere a la defensa de Madrid», resolviendo los problemas inherentes. En todas partes se debe imponer una férrea disciplina y una absoluta obediencia. La lucha atravesaba unos momentos no angustiosos pero había que constituir «el baluarte inexpugnable, donde inexorablemente se estrellaría el enemigo».

La Junta, presidida por el general Pozas, jefe de la 1ª División Orgánica (Madrid), está formada por representantes de los grupos políticos,

  • Izquierda Republicana,
  • Unión Republicana,
  • Partido Comunista,
  • Partido Sindicalista,
  • Agrupación Socialista,
  • Federación Local de Sindicatos Únicos,
  • Juventudes Socialistas Unificadas,
  • Casa del Pueblo,
  • Inspección General de Milicias,
  • Ayuntamiento y Diputación.

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En el campo nacional también se trabaja a contrarreloj en la adaptación de sus estructuras para vencer en la guerra, su principal objetivo: la unidad de Mando. Este punto crítico se ha frustrado desde el principio con la muerte del general Sanjurjo.

Hasta ahora cada jefe militar ha tratado de cumplir las misiones que le asignaban las Directivas del general Mola anteriores al Alzamiento. Estos jefes han tenido contactos mutuos pero de manera circunstancial e improvisada. Sólo los generales Mola y Franco mantienen una relación más estrecha. Franco mantiene contactos con la mayoría de los otros mandos, casi siempre como superior tácitamente reconocido y acatado. Este sistema no es suficiente.

En Burgos existe desde el 23 de julio una Junta de Defensa Nacional, con papel más simbólico que real, es más un modesto aparato político que un órgano de mando del más alto nivel. No coordina las operaciones de guerra. Este vacío reclama urgentísima solución.
Con este objetivo, los días 21 y 28 de septiembre se mantienen dos reuniones en un aeródromo improvisado de Salamanca. De aquí sale elegido por los más Altos Mandos militares el general Franco como Generalísimo de los Ejércitos y jefe del Gobierno del Estado español, con todas las atribuciones inherentes a estas jerarquías.

El 1 de octubre, en Burgos, un Decreto de la Junta de Defensa Nacional dará carácter oficial al nombramiento.

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  • 17AGO Ministro de la Guerra, TCOL Hernández Saravia. sustituye al general Castelló.  Impulsa la creación del llamado «Ejército voluntario», formado a base de reservistas. Al frente de este «Ejército voluntario» se sitúa al general Martínez Monje, el 18 de julio jefe de la 3ª División (Valencia).
    Largo Caballero sustituirá a De la Iglesia por el comandante don Manuel Estrada y a Menéndez por el teniente coronel don Rodrigo Gil Ruiz.
  • 04SEP: Gobierno de Francisco Largo Caballero. Fuertes repercusiones, no sólo políticas, sino también militares.
  • 11SEP. El CTE Estrada firma la primera orden destinada a transformar la caóticas organización de las fuerzas. Se crean los Teatros de Operaciones. En el teatro de Operaciones del Centro el general Asensio, recién ascendido, sustituirá al general Riquelme.
  • 13 SEP. El general don Sebastián Pozas sustituye el mando de la lª División Orgánica, Madrid, al general Castelló.
  • 28SEP. Largo Caballero dispone el pase a las escalas activas del Ejército de los jefes, oficiales y clases de milicias que, debidamente controlados, sean acreedores de ello.
  • 29SEP. Decreto sobre «la formación del futuro Ejército del pueblo». Se concede a las milicias

    «los derechos y los deberes que corresponden a las fuerzas militares», teniendo, a partir de 10 OCT en el Ejército del Centro, y del 20 en los demás Ejércitos, «carácter, condición y fuero militar» y quedando sus componentes sometidos a los preceptos del Código de Justicia correspondiente. Los milicianos que no estuviesen conformes con este cambio serían dados de baja así como sus jefes, perdiendo sus haberes cuantiosos y pasando a ser considerados, en adelante, como soldados en filas.

  • 15OCT. Circular en la que se declara que

«el Ministro de la Guerra asume el Mando de todas las fuerzas armadas y organizadas como Jefe Supremo de las mismas». «En tanto los grupos armados que combaten en los distintos frentes queden unificados y organizados como Ejército Regular, la Inspección General de las Milicias dependerá directamente del Ejército de Operaciones del Centro.» De que el nuevo Ejército tuviese ese «nuevo espíritu» se encargaría primordialmente el comisariado público, institución antigua y miliciana pero ahora oficial y consagrada, según disposiciones del 15 y 16 de octubre.

  • El 29SEP. Se han reclutado 8.000 carabineros.
  • 30SEP. Se llama a los reemplazos de 1932 y 1933, y el 7 de octubre, a los de 1934 y 1935.
  • 1os OCT. Creación de ocho Brigadas Mixtas, seis españolas y dos internacionales. Para formar las primeras se montó una División puramente orgánica, establecida en Albacete, al mando del general don Francisco Martínez Monje, y como jefe de Estado Mayor al comandante don Segismundo Casado. Con relación a las Brigadas Internacionales se montó un aparato semejante, también en Albacete.
  • A partir de 15SEP se intensifica llegada de material ruso de todo tipo en enormes cantidades. También personal técnico extranjero suficiente y capaz para adiestrar a los soldados en el uso del material citado, emplearlo personalmente si era preciso, asesorar, e incluso dirigir, aún a nivel de los más altos escalones.
  • El 27SEP, pérdida de Toledo, el Gobierno aprueba un Decreto, que no se lleva a la Gaceta hasta el 05OCT, por el que se crea una Junta de Defensa de Madrid. Presidida por el general Pozas, jefe de la 1ª División Orgánica.