Acción secundaria de distracción en apoyo a las operaciones principales de defensa en el frente del Norte- Vizcaya.
Conviene recordar que la denominación de “Secundaria, distracción, etc “ corresponde a los Altos Niveles de Mando, para los ejecutantes son puras acciones ofensivas y se deben realizar con la mayor fuerza y decisión, mal asunto si el ejecutante conoce que está participando en algo sin importancia. Se verá a lo largo de la contienda.
Flanco derecho del entrante de Teruel. Frente pasivo, defensa basada en dureza terreno y ausencia de comunicaciones. Débil línea de vigilancia, con pequeños núcleos locales de reacción en Molina, Orihuela y Albarracín. Fuerzas de 2ª línea y personal civil voluntario.
Fuerza atacante muy superior, una División, con tres Brigadas y algunos refuerzos. Sobre el papel fuerza suficiente para llevar a cabo una infiltración, perfectamente favorecida por el terreno y la debilidad de la línea de vigilancia, fijar puntos de resistencia, tomar Albarracín y amenazar retaguardia de Teruel avanzando en dirección a Gea.
La infiltración se lleva a cabo de manera satisfactoria. Todo comienza a fallar cuando se precisa montar ataques en fuerza contra los débiles puntos de resistencia. Albarracín, sobre donde se han retirado los defensores de la LV, con una escasa fuerza de soldados y civiles, no puede tomarse.
Tampoco las BRIs de Velasco son capaces de oponer la menor resistencia a la rápida reacción nacional, sólo seis BONs pero de alta calidad militar.
No solo será rechazado el ataque sino que tras una breve pausa los nacionales iniciarán una explotación que les llevará hasta el Tajo-Cabriel. Tan aparatoso es el descalabro que el Alto Mando republicano teme que la explotación continúe hasta el mar.
El Mando republicano llevará acabo una rápida reorganización de la estructura de la Fuerza; se organizará un nuevo CE y se constituirá el Ejercito de Levante. Pero el problema de ineficacia militar no es una cuestión de estructura. Lo que había en el campo de batalla no eran unidades militares y la nueva estructura se crea con los mismos medios.
El mejor juicio sobre la Situación Militar existente lo hará el mismo general Hernández Saravia en su visita al Presidente Azaña el 5 de octubre del 37.
Conversación de Azaña con el general Hernández Saravia, GJ del recién constituido Ejército de Levante (Azaña, Memorias completas , pag 1.420)
“5 de octubre de 1937
He tenido aquí a Saravia, que ha hecho una escapada de unas horas a Valencia, desde su puesto de mando en Barracas, para hablar con el ministro y con el jefe de Estado Mayor Central. Progresa la reorganización del ejército en la zona de Teruel. Cuando llegó a encargarse del mando, nuestras fuerzas estaban a 30 kilómetros de los puestos enemigos. Nadie se ocupaba de la guerra. Las columnas estaban desperdigadas por los pueblos. Se carecía de todo. En los primeros días, Saravia no tuvo ni coche para trasladarse a las posiciones. En el cuartel general, no había qué comer ni con qué. Ha variado mandos. Ha disuelto unidades. Todavía le quedan un par de brigadas «confederales», mandada una de ellas por un antiguo sargento de la Guardia Civil. Se están construyendo tres líneas de fortificaciones. En un año no se había hecho nada. Se ha construido también el trozo de camino que faltaba, y que por no haberse construido antes, dividió el frente en dos partes incomunicadas…..”
Azaña, Diarios, tomo IV, págs. 689 y 690. En despacho con el presidente Negrín el 22 de julio de 1937.
Sobre un parte remitido por el EMC
«Puso sobre la mesa un parte, o sucinto informe, más bien, suscrito por Fontán, colaborador de Rojo, y a sus órdenes en el Estado Mayor Central, como antes en Madrid. Consiste en una cuartilla, escrita a máquina por una cara, y dos o tres líneas más en la otra. La fecha y la firma son de mano de Fontán, y unas palabras más, al pie.
Lo leí dos veces. Las fuerzas con que ataca el enemigo son pocas, sostenidas por dos baterías de diez y medio y aviación.
Cabalmente, que consigan ventajas con pocos elementos caracteriza la gravedad del caso.
Describe la línea en que hemos quedado, con el Guadalaviar por foso. Nos falta allá gente, artillería y aviones. Se han mandado dos brigadas de refuerzo, pero no hay armamento para ellas. .. Sin salirse de la fría concisión profesional, el parte es muy alarmante …
No se fíe usted de eso, ni se tranquilice porque se trata de operaciones locales y con pocas fuerzas. De esa manera consiguen ventajas que pueden darles o prepararles las bases de partida que ahora no tienen para las operaciones de mañana. Ya ve usted, de tener nosotros la sierra de Albarracín a no tenerla, la diferencia es enorme. Ahora se han asegurado la carretera a Molina de Aragón, etc. Su utilidad, y la de otras ventajas, se tocará mañana.“